Una posibilidad real

¿Estamos preparados para una caída global y prolongada de Internet?


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¿Estamos preparados para una caída global y prolongada de Internet? Produce vértigo pensar en las consecuencias económicas, sociales y políticas que tendría para el mundo una desconexión completa de la red de redes. En los últimos años se han multiplicado exponencialmente el número de gestiones realizadas por esta vía. Las empresas y las administraciones públicas han dado pasos de gigante hacia la digitalización de su actividad y en muchos casos dependen al 100% de los procesos que se realizan a través de este sistema. Así que se puede intuir la magnitud del caos que produciría un fallo a nivel mundial: pérdidas multimillonarias, crisis diplomáticas y, probablemente, también numerosos problemas de salud, físicos y mentales, y accidentes en el transporte, por poner solo algunos ejemplos.



La caída de WhatsApp, Facebook e Instagram, cuatro de las plataformas con las que Mark Zuckerberg ha conseguido levantar un imperio valorado en 117.000 millones de euros, debería hacernos reflexionar sobre la posibilidad de experimentar este supuesto colapso. La noticia abrió periódicos e informativos y fue el principal tema de conversación en centros de trabajo y cafeterías, pero también en Twitter y Telegram, dos de las redes sociales a las que los usuarios huyeron en masa cuando el incidente les privó de la posibilidad de seguir compartiendo sus quehaceres y de conocer al minuto lo que estaba aconteciendo en sus áreas de interés. Si se trataba de un imprevisto que afectó a los servidores de una sola corporación, de un sector tendente al monopolio pero aun así un hecho con consecuencias muy limitadas, ¿qué pasaría si dejaran de funcionar las páginas web, los programas informáticos que necesitan conexión para cumplir su función, los comercios que operan en línea, las herramientas para la gestión y envío de información…? Todo, a la vez y durante un espacio de tiempo significativo.



Aprovechar las facilidades y los beneficios que nos brinda uno de los mejores inventos de la historia como es Internet constituye casi una obligación. Sin embargo, ¿dependemos demasiado de este excelente descubrimiento? ¿Contamos con alternativas fiables y seguras para seguir adelante en caso de desplome? ¿Somos conscientes de la catástrofe que originaría un suceso de tal envergadura? El ‘Efecto 2000’, definitivamente, se quedaría en una mera anécdota. Suena a ciencia ficción, pero la posibilidad existe. Muchas cosas parecen imposibles o poco probables hasta que ocurren. ¿O alguien se esperaba una pandemia mundial?


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